¿Los THM son cancerígeno?
Los trihalometanos presentes en el agua clorada pueden estar matando a 600 personas al año en España según algunos estudios.
LOS THM SE ASOCIAN AL CANCER de vejiga, lesiones de hígado y riñón, y afecciones del sistema sanguíneo, aunque no se sabe con exactitud a partir de qué dosis. Por ello la Directiva comunitaria de aguas de consumo
ha establecido el máximo permitido en un nivel muy bajo, 100 mcg/l, basándose en el principio de precaución.
Hasta hace poco la legislación española ni siquiera incluía su control. En 2002, la OCU analizó el agua de 88 municipios españoles y, en el 30% de los casos, superaba el nivel de THM establecido por la UE. Situación que se supone cambiará a partir de 2004, con la transposición de la normativa europea. Sin embargo, organizaciones ecologistas como Greenpeace piden ya alternativas a la cloración.
Aunque hay expertos en THM como el catedrático de Química Orgánica de la Universidad Politécnica de Valencia, Hermenegildo García Gómez, que opinan que es mejor que existan trihalometanos por exceso de cloro a que aparezca una contaminación microbiana por defecto.
COMO REBAJAR LAS DOSIS DE CLORO
Es lo que García Gómez y otros se preguntan. La solución fácil es la que están aplicando ya más de 40 plantas potabilizadoras de agua en España: sustituir el cloro por dióxido de cloro. El dióxido de cloro reduce la formación de THM pero puede formar otros compuestos tan o más nocivos.
La gran ventaja del dióxido de cloro (para las plantas potabilizadoras no para nuestra salud) es la de no aparecer mencionado en la nueva legislación de aguas de consumo.
Además, no hay que invertir ni un céntimo de euro en modificar las instalaciones.
Hay mejores opciones: desde renovar la red de distribución hasta buscar métodos de desinfección alternativos al cloro, como la fotooxidación, que evitaría una de las dos cloraciones a las que se somete el agua: al entrar en la planta potabilizadora y al salir. Y, por supuesto, invertir todos los
esfuerzos en reducir la contaminación del agua.
La gran ventaja del dióxido de cloro (para las plantas potabilizadoras no para nuestra salud) es la de no aparecer mencionado en la nueva legislación de aguas de consumo.
Además, no hay que invertir ni un céntimo de euro en modificar las instalaciones.
Hay mejores opciones: desde renovar la red de distribución hasta buscar métodos de desinfección alternativos al cloro, como la fotooxidación, que evitaría una de las dos cloraciones a las que se somete el agua: al entrar en la planta potabilizadora y al salir. Y, por supuesto, invertir todos los
esfuerzos en reducir la contaminación del agua.